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martes, 17 de marzo de 2009

Un vaso vacío

Hoy vi a un señor con una pierna chiquita. Usaba una patineta vieja para deslizarse en la calle. Utilizaba su mano derecha y su pie izquierdo, el de su pierna buena, para poder avanzar. A través del camellón con palmas, el señor se deslizó. Llegó a un bote de basura que se encontraba ahí mismo. Estiró los brazos hasta alcanzar el borde del bote, lo inclinó hacia él y se introdujo para buscar algo. Un señor necesitado, discapacitado, pepenador, limosnero. El mundo está lleno de toda clase de personas, y todas diferentes a mí.

Cuando el señor salió del bote de basura, tenía un vaso de Nescafé vacío en su mano. Lo miraba, lo inspeccionaba. Supongo que fue el mejor que encontró.

Yo, como cualquier otra persona que no conoce cómo viven otras personas, imaginé que buscaba comida, o incluso un trozo de periódico. Pero ese señor estaba tan necesitado que lo que buscaba era un vaso para pedir limosna y juntar un poco de dinero para comer el día de hoy.

A decir verdad, nunca antes me había preguntado de dónde sacaban los limosneros su vaso para pedir limosna.

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