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martes, 28 de mayo de 2019

Odio

Y yo en ese mal, ya no puedo odiarme. Y si no puedo odiarme a mí por el mal que he cometido, ¿como puedo entonces jactarme de mi derecho cuasi divino para odiar a aquellos que me han hecho ese mismo mal? Y lo más irreverente es que tú con toda tu ética incorrecta me abrazabas y me pedías con todas tus fuerzas que no odiara. Y no fue tu deseo lo que me ha hecho no odiar. Sino que al entrar entre esos brazos, me convertí en todo lo que siempre vi mal. Y yo en ese mal, ya no puedo odiarme. Y si no puedo odiarme a mí por el mal que he cometido, ¿como puedo entonces jactarme de mi derecho cuasi divino para odiar a aquellos que me han hecho ese mismo mal? Y lo más irreverente es que tú con toda tu ética incorrecta me abrazabas y me pedías con todas tus fuerzas que no odiara. Y no fue tu deseo lo que me ha hecho no odiar. Sino que al entrar entre esos brazos, me convertí en todo lo que siempre vi mal. Y yo en ese mal, ya no puedo odiarme. Y si no puedo odiarme a mí por el mal que he cometido, ¿como puedo entonces jactarme de mi derecho cuasi divino para odiar a aquellos que me han hecho ese mismo mal? Y lo más irreverente es que tú con toda tu ética incorrecta me abrazabas y me pedías con todas tus fuerzas que no odiara. Y no fue tu deseo lo que me ha hecho no odiar. Sino que al entrar entre esos brazos, me convertí en todo lo que siempre vi mal. Y yo en ese mal, ya no puedo odiarme. Y si no puedo odiarme a mí por el mal que he cometido, ¿como puedo entonces jactarme de mi derecho cuasi divino para odiar a aquellos que me han hecho ese mismo mal? Y lo más irreverente es que tú con toda tu ética incorrecta me abrazabas y me pedías con todas tus fuerzas que no odiara. Y no fue tu deseo lo que me ha hecho no odiar. Sino que al entrar entre esos brazos, me convertí en todo lo que siempre vi mal. Y yo en ese mal, ya no puedo odiarme. Y si no puedo odiarme a mí por el mal que he cometido, ¿como puedo entonces jactarme de mi derecho cuasi divino para odiar a aquellos que me han hecho ese mismo mal? Y lo más irreverente es que tú con toda tu ética incorrecta me abrazabas y me pedías con todas tus fuerzas que no odiara. Y no fue tu deseo lo que me ha hecho no odiar. Sino que al entrar entre esos brazos, me convertí en todo lo que siempre vi mal.