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martes, 30 de junio de 2009

Re-uniones

Para Oscar, Denisse, Finni y Luis.

El día comenzó de manera agradable. Me levanté cuando el cuerpo me lo pidió, saludé a mi perrito. Salimos a regar y nos quedamos sentados durante casi una hora… cada quien pensando en su mundo. Regresé dentro y vi trozos de buenas películas en la televisión como “Shakespeare apasionado” y “Corre Lola corre”. Después me di cuenta de que se hacía tarde y corrí a bañarme. Salí, me arreglé súper rápido y me atraganté un sándwich gritando “¡Mamá, se nos hace tarde!”.

Llegué a mi destino temprano –como era mi intención– porque en ocasiones anteriores muy lejanas había llegado tarde vergonzosamente, por una considerable cantidad de tiempo. Y ahí me reuní con extraños conocidos. Fueron llegando uno por uno convirtiendo las conversaciones ligeras y formales en pláticas más profundas, entretenidas y casuales. Cada quien dándole un toque de excentricismo, felicidad, curiosidad, relevancia y simpleza. Fue hace un año la última vez que los vi antes de reincidir hoy. Un año de experiencias, emociones, pensamientos… en fin, un año en el cual las personas pueden cambiar y crecer a pesar de ser los mismos.

Pero es así como me doy cuenta de que, no importa cuánto tiempo pase, podemos disfrutar de una buena ronda de carcajadas bien merecidas. Así son los amigos de verdad. Así son mis amigos.

jueves, 18 de junio de 2009

Vida y Muerte de una Mojarra

Junio. El día es caluroso, y las pocas ventiscas de aire arrastran consigo las llamas humeantes del sol. A pesar de la extrema temperatura del día, los empleados salen a la palapa y se disponen a comer al aire libre, tan exhaustos y alegres como siempre.
Entre ellos se encuentra una mujer alrededor de los 40 años, de estatura mediana y complexión delgada. Al llegar a la caja lee detenidamente el menú del día. Las enchiladas suizas se han terminado. Observa unas líneas más arriba deteniéndose sobre un platillo atractivo:

Mojarra…………… $45.00

Hace tiempo que no come pescado y, además de que el sabor es de su agrado, ingerirlo ayuda a la elasticidad de la piel. Lo compra. Se acerca a la barra para recibir su comida fijando la vista sobre una guarnición de pasta en salsa verde. El hombre del otro lado le sirve la pasta y lechuga con una rebanada de tomate como guarniciones. Después se acerca a la máquina freidora y saca un pescado. Entero. Esthela siempre pensó que iba a recibir unos filetitos de pescado bien cocidos, pero ver el pescado con todo y aletas, bien frito, la sorprendió. Al principio se sintió rara ¿cómo se iba a comer un pescado entero? ¿Y las espinas? ¿Y la cabeza? Pero los sentimientos de duda se fueron disipando cuando una corriente de emoción ansiaba probar ya ese pescado.

Quién diría que esa mojarra se freiría y se le serviría como comida a una mujer. Quién diría que el pez que saldría de ese pequeño huevecillo criado en una granja de peces, jamás tocaría las dulces aguas de un río o de un lago ni mucho menos viajaría en la inmensidad del océano. Ese pez que convivió con muchos otros, que agitó sus aletas tantas veces, que sintió agua fresca cruzando sus branquias todos los días. Talvez fue la mojarra más ágil del banco, o la más rápida, o la más grande, o la más pequeña, o la más brillante, o la más comilona. ¿Sería hembra o sería macho? Y si fue hembra ¿puso más huevecillos en la granja? Pobre mojarra, talvez nunca supo en lo que se convertirán sus crías.

Pues todas las crías de mojarra que crecen sanas y fuertes, se pescan y se venden a los humanos. Todas las mojarras de esa granja se convierten en comida para humanos. Para eso fueron criadas. Ese era el destino de las mojarras. Incluso antes de que existiera el huevecillo, ya se sabía qué iba a suceder al final de la vida del pez. Y su destino fue decidido por un humano. ¿Cuántos destinos controlan los humanos?

jueves, 4 de junio de 2009

Hoy encontré un deseo en el patio

Hoy vi a mi perrito corriendo en el césped. Se veía tan feliz, tan libre, tan lleno de vida, tan hermoso. Erguí la cabeza y extendí mi vista hacia arriba para encontrarme con un pincelazo azul cielo uniformemente bello en la bóveda celeste. Y un mero círculo blanco con manchas plateadas en el interior. Era como estar viendo una pintura digital, con los colores y los contornos tan bien definidos que, si me dijeras que es un simple dibujo creado por un simple humano, te creería. Pero lo maravilloso y hermoso del paisaje que contemplé esta tarde, no cae dentro de lo simple, sino de lo inexplicable.
Observé detenidamente el cuadro perfectamente pintado sobre mí y vi que la luna no parecía un cuerpo, una esfera… sino que se veía más como un círculo, completamente plano. Entonces volteé a ver las nubes, a través del cielo en la parte opuesta y me dí cuenta. Las nubes se ven en tercera dimensión porque los rayos del sol las tocan directamente y denotan su volumen. Sin embargo, desde mi perspectiva, los rayos del sol no tocan a la luna como tocan a las nubes. Entonces le dije a Dios: “Ésa es una buena explicación, pero aún no me has dicho cómo es que todas las personas de todo el mundo pueden ver la luna al mismo tiempo. Siempre está en el cielo, de día y de noche. Siempre está ahí. Pero si la Tierra es mas o menos redonda, sería imposible que todos la pudieran ver al mismo tiempo, ¿cierto?”  Es tan improbable como estar hablando contigo. Bueno si es probable, pero no eres nadie. No es que seas nadie, es que eres Dios. Y ¿quién es Dios? No lo sé.
Encontré un deseo en el patio. Una plumita de diente de león colgada en la punta de una hoja de zacate. Una vez me dijeron que la luna estaba ubicada en un lugar universal, pero no es cierto. Es que la luna también da vueltas, por eso la ve todo el mundo. Eso tiene sentido.
No se quién es Dios, no sé porqué estoy hablando con Él. No lo conozco, no sé quién es, no sé cómo es, ni dónde está. Si no tuviera fe, sentiría como si le estuviera hablando a la pared. Pero ¿qué es fe? Fe… es como el amor. No es un sentimiento ni una emoción. No es nada más que una simple palabra, un puñado de letras. No estoy diciendo que no signifique nada. Al contrario, yo creo que esta simple palabra engloba muchísimos sentimientos y emociones. Yo creo que el amor es la abreviación de costumbre, admiración, afecto, dependencia, fortaleza, necesidad, superación, tolerancia, vida, libertad, aventura, amistad, riesgo, felicidad, fortuna, protección, deseo, compasión, perdón, satisfacción, valor, confianza, y muchas otras más. Entonces, si te fijas, cada una de éstas palabras, tiene un significado… pero ¿el amor? El amor es una palabra, es nada, pero es todo. Simplemente que no nos alcanza la vida para decir todo lo que es. Es por eso que una persona muy inteligente inventó una palabra de cuatro letras para resumirlo y decirlo tantas veces nos sintamos así.
No entiendo a la luna, no sé quién es Dios y no sé si el amor como lo conozco es realmente amor. Lo único que sé, es que hoy encontré un deseo en el patio. No sé quién lo deseó, no se dónde está y no sé qué deseó. Pero su deseo llegó a mí, y espero que un día venga y me diga quién es. Y espero que cuando venga y me lo diga, me diga qué pidió. Y espero que cuando venga y me lo diga, espero que me diga porqué. Y espero que cuando venga y me lo diga, pueda cumplir su deseo. Pero primero tendré que esperar.