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martes, 8 de enero de 2013

Soy

Muchas de las decisiones que he tomado, no han sido decisiones en absoluto. Han sido meras oportunidades, puertas que iban pasando, que yo abría y me introducía si el contenido me llamaba la atención. Fue como cuando comencé a estudiar alemán hace ya varios años por el simple hecho de que ya sabía demasiado inglés. O haber aplicado a un intercambio a Alemania por el simple hecho de que ya sabía algo de alemán. Nunca fue mi sueño dorado, mi realización absoluta, no estas oportunidades ni otras importantes que sin duda han marcado mi vida para siempre. Mis metas siempre habían sido pequeñas, a corto plazo, tal vez incluso insignificantes para muchos como aumentar mi calificación al menos dos décimas el próximo semestre o no comer chocolates en cuaresma. Muchas veces me quedaba parada en medio del pasillo y me preguntaba: ¿por qué estoy aquí? O mejor cuestionado: ¿para qué? Atendía clases y estudiaba para exámenes porque es mi deber como estudiante. Después de todo, ser estudiante es mi única ocupación. Y a veces hasta sentía que no era buena en lo único que hacía y pensaba que todo perdía el sentido. Que hace años que olvidé mis sueños de la infancia y que por más que intentara recordarlos, nunca me revelaban cómo me visualizaba antes y no sabía ni qué esperar de mí misma. No sabía qué hacer para llegar a ser feliz.

Entonces se me presentó una de esas oportunidades donde cuando menos me lo esperaba ya me encontraba a kilómetros de mi familia, mis amigos, mi universidad y el lugar donde nací con todas sus comidas, sus personas y sus problemas de la vida diaria. Me encontraba a kilómetros de mi vida como siempre la conocí, mi rutina y mis preguntas existenciales. Porque ahora había preguntas más importantes como ¿dónde voy a comprar el shampoo? O al menos en ese entonces, esa pensaba yo que era una pregunta importante.

Y ahora, seis meses después. Seis meses de vivir lejos de todo lo que pensaba que definía mi vida y vivir más cerca de mí, me doy cuenta que muchas personas hacen este viaje con el propósito de encontrarse a sí mismos, o de encontrar un futuro en la vida profesional o de encontrar una persona interesante con quien compartir el resto de sus días. Yo no vine con ninguno de estos propósitos. Podrías bien decir que llegué con la mente en blanco enfocándose únicamente en las metas a corto plazo como encontrar un lugar con Wi-Fi para mi iPod.

Pero ahora me doy cuenta que sí me he encontrado a mí misma. Pero no aquí. He venido a un lugar nuevo con gente nueva, sin prejuicios, sin expectativas, sin que le importe quién soy yo o qué he venido a hacer. Y esta libertad me ha permitido crear, no solo una nueva versión de mí, sino muchas. Me he conocido a mí misma en todos los posibles escenarios en que pudiera existir. Tanto he disfrutado como he tenido remordimientos sobre las cosas que aquí he hecho. He conocido que tan lejos puedo llegar en todos los aspectos y también mis límites. Cada día ha venido con una nueva experiencia, un acierto que mantener o un error del cual aprender. He cometido muchos errores que me he dado la tarea de corregir, unos han sido más difíciles que otros y hay ciertas cosas que ya no puedo cambiar por más que quiera, pero al menos ahora sé qué es lo quiero para mí.

He venido al otro lado del mundo a darme cuenta que siempre había sido yo. Que mi versión original de mí es la mejor versión que hay de mí. Que no necesito recrearme o cambiar ni fingir ser alguien que no soy. He venido a encontrarme con todas las posibles “yo” que pude haber sido y que ahora he decidido no ser. Ahora sé que la yo del 304 en el Portal del Huajuco y la del 2501 Sur de Eugenio Garza Sada es la persona que siempre había querido ser. No estoy diciendo que vaya a quedarme ahí por siempre. Estoy diciendo que, esté donde esté, si después de un largo trayecto de metas cumplidas y otras por cumplir, el camino me muestra diferentes direcciones, sé exactamente a dónde a mirar para recordar mis principios y así tomar la decisión que continúe formando la persona que soy. Sé exactamente a dónde ir para volver a empezar.