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jueves, 19 de agosto de 2010

Variopinto y Faldón

Ya nadie usa enaguas. Las mañanas no están tan calientes como la tarde infernal, pero eso no le quita el olor a sangre y pólvora. Aunque no amanezca rojo, fácil podemos imaginar lo que diría Legolas. En todas partes se escucha “ya se fueron”, “ya se van”, “les da miedo este lugar”. No huyan cobardes. Pobres, porque ellos sí tienen cola que les pisen. Uno que no nada en dinero, que quiere vivir, se queda. Ignora. Pocos se mueven, muchos gritan, pero nadie cambia nada. ¡Momento!, que las cosas sí cambian. Leyes ridículas son aprobadas. Yo no sé cómo gente con cabezas sin una pizca de cerebro ascienden, ascienden y ascienden. Uno que duerme un par de horas diarias y se la pasa en el reino de las ojeras inminentes, sale haciendo sus luchitas honradas. Lástima que allá afuera basta con unos verdes para salirse con la suya. ¿Qué el gobierno nos hace tontos para que ellos se mantengan arriba? Por favor, no podrían idear ese magnánimo plan ni en una eternidad. Están tontos ellos y los de abajo. Pero todo mundo cree que sabe. ¿Qué sé yo? Nada. Heme aquí hablando de la gente. Soñando con épocas de caballos y té, cuando los chicos malos imponen la moda. Eso de tirar una granada en medio de la fiesta en lugar de lanzar fuegos artificiales. La gente sale sólo para trabajar, comer y unos que aquí van a estudiar. Todos los demás estamos en el chat. El café a la vuelta de mi casa está cada vez más vacío. Ahora las funerarias son lugar de reunión. “Me dijeron que está muy feo por allá.” A eso le hemos llegado a contestar “pues sí” como si fuera algo normal. Lo que sí, es que ya no es extraño. Las mañanas con sangre y pólvora me huelen a mañanas. Las noticias amarillistas son noticias. Somos la sociedad con miedo convirtiéndose en la sociedad insensible. Unos creen que es el fin del mundo, vaya que se está convirtiendo en el fin de mi mundo. Las metralletas se escuchan allá afuera tan seguido como si fueran canciones. Los policías y militares se pasean como celebridades. Las ambulancias de aquí para allá, recogiendo y entregando, como servicio de paquetería. Los bancos hablando a mi casa diciendo “queremos hacerle una entrevista”, como si no se dieran cuenta de que lo personal es personal y los mando a volar. La gente en su red social pone “fue horrible, fue horrible” y déjame decirte que ya está bien choteado. Hace unos meses sentí que caímos todos al hoyo y pedí salir de mi cómic de Batman en vano. Ahora no pediré nada porque en unos meses más, seguro y pasa algo aún más malo.