Tus comentarios son bienvenidos, me gusta leer lo que piensas al respecto, si te gustó, te recordó algo, te hizo sentir algo, etcétera. Tus palabras son un apoyo para que siga escribiendo y también una crítica constructiva para que mejore mis fragmentos. Gracias por leerlos.

lunes, 26 de abril de 2010

Anoche me enamoré de ti

Mi alma pende al filo de un alfiler. Todos estamos en línea entre la bulla de la vida. La realidad poco a poco va exhalando, empañando pisos, resbalando. Cada paso es con cuidado, nada observas, nada ves. En cuanto la fila avanza y tu paso marca, no hay nada más que hacer. Caras pasan una y otra y otra vez. Yo solo estiro los pies. Entre el tumulto hay algo distinto, ni la brillantez del cuarto logró opacar tu lucidez. Me miras despierto y es entonces cuando veo que la esquina de tu boca se curva hacia mí, y me ves de nuevo. Nada se nubla ni se hace más brillante, no hay nada más que tu mirada penetrante. Ya nadie existe, no hay nadie más aquí. Cuando me doy cuenta estoy tirada en la hamaca, medio desnuda, medio apagada. ¿Qué secretos me quedan por contarte, amor, si yo ya no tengo nada? Solía guardar tantos secretos, de tantas cosas, que había olvidado los míos propios. Pero tú has sabido desenterrarlos de mi piel, dejarlos flotar en el aire, dejarlos ir a todos ellos, menos a mí. Yo estoy aquí. Yo sigo aquí. Y tú estás conmigo. ¿Qué viste en mí, si yo nunca vi nada? Iba arrastrando los pies, amor, uno a la vez. Si esperas caricias, no sé darlas. Si buscas besos, ¿qué haces aquí? Allá afuera hay millones de esos, yo aún no sé qué esperas de mí. Pero si me preguntas, amor, si tengo algo más qué decir, sin duda alguna diré que anoche me enamoré de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario